La radiología es la herramienta principal para objetivar la osteoporosis, monitorizarla y prevenir complicaciones, según especialistas de la SERAM

La radiología es la herramienta principal para objetivar la osteoporosis, monitorizarla y prevenir complicaciones, según especialistas de la SERAM

Categoría: Notas de prensa

La Radiología es la herramienta principal para objetivar la osteoporosis, monitorizarla y prevenir complicaciones, según especialistas de la Sociedad Española de Radiología Médica (SERAM) como la Dra. María Pilar Aparisi Gómez, que además es vice-responsable del subcomité de osteoporosis y enfermedad metabólica de la Sociedad Europea de Radiología Musculoesquelética.

La osteoporosis es una enfermedad que no produce síntomas hasta que ocurre una fractura. No hay dolor ni signos clínicos específicos en las fases iniciales. El diagnóstico puede sospecharse de forma clínica en determinadas poblaciones de riesgo, por ejemplo, en mujeres postmenopáusicas, en situaciones en las que existen factores de riesgo para pérdida de masa ósea (como cuando existen enfermedades de base, o medicaciones continuadas). También cuando existe una pérdida de altura o cifosis progresiva, antecedentes familiares o fracturas previas. La osteoporosis puede tratarse efectivamente, y por ello lo interesante es el diagnóstico precoz, la prevención de complicaciones, y esto es algo que solo la imagen proporciona.

Según la Dra. Aparisi Gómez “la Radiología es esencial en todas las fases de la atención a la osteoporosis, porque permite la detección precoz, identificando la pérdida de masa ósea antes de que ocurran fracturas. Además, permite cuantificar (la densidad mineral ósea – DMO) y clasifica el grado de osteoporosis, orientando tratamiento. Además, sirve para el seguimiento, la evaluación de respuesta al tratamiento y la progresión de la pérdida ósea”.

El diagnostico se realiza fundamentalmente con la densitometría ósea (DXA o DEXA), que es una técnica que se basa en el uso de dos haces de rayos X con energías diferentes (por eso se llama “dual energy”). La DXA ofrece la ventaja de tener una muy alta reproducibilidad, con lo que permite el seguimiento. Puede realizarse cada 1–2 años para evaluar cambios en la DMO tras tratamiento o simplemente para monitorizar la evolución natural con la visión de empezar a tratar. Además, hoy en día hay técnicas derivadas de la DXA, como el “trabecular bone score” (TBS) obtenidas con la misma adquisición DXA, que nos dan información sobre la calidad del hueso.

“Otras técnicas también pueden utilizarse, pero son menos prácticas en general. La radiografía es buena para ver fracturas, y puede ayudar en la sospecha clínica, pero en general la pérdida de masa ósea tiene que ser grande (más del 30%) para ser evidente en radiografías, por lo que, si la podemos detectar en radiografías, la osteoporosis es avanzada” señala la Dra. Aparisi Gómez.

  • La tomografía computarizada (TC) cuantitativa es muy precisa para medir masa ósea, y solventa los problemas inherentes a la medición “areal” que tiene la DXA, porque permite el estudio volumétrico, pero implica más radiación. Una ventaja del TC es que permite estudiar la arquitectura ósea para entender la calidad del hueso. El TC tiene un aspecto muy interesante porque como es una herramienta de diagnóstico que se realiza en muchos contextos, puede utilizarse con fines de diagnóstico oportunista

“Un tema reciente, y muy interesante, es el uso oportunista de TC para el diagnóstico de la osteoporosis. Se basa en la reutilización de estudios realizados con otros fines clínicos —como exploraciones torácicas, abdominales o de columna— para obtener información cuantitativa sobre la densidad mineral ósea sin necesidad de realizar estudios adicionales ni incrementar la exposición a radiación. Este enfoque aprovecha la atenuación ósea medida en unidades Hounsfield (UH), principalmente en los cuerpos vertebrales lumbares, donde se ha demostrado que valores bajos (por ejemplo, <100 UH en L1) se correlacionan con la osteoporosis densitométrica definida por DXA, y con un mayor riesgo de fractura vertebral y no vertebral” apuntó la Dra. Aparisi Gómez. Pero también comenta que “aunque es muy prometedor, todavía persisten limitaciones técnicas y metodológicas, como la falta de estandarización entre equipos y protocolos, la influencia del contraste intravenoso en la atenuación ósea, y la ausencia de valores de referencia universalmente aceptados. A pesar de ello, el TC oportunista constituye una herramienta emergente y prometedora para el cribado secundario y la prevención de fracturas osteoporóticas, integrando la información derivada de estudios de imagen rutinarios en la práctica clínica habitual”.

  • La resonancia magnética (RM) es muy útil para el diagnóstico de fracturas incidentes, porque permite la evaluación de la médula ósea – es capaz de revelar el edema típico de la fractura trabecular activa. Además, puede usarse cuando hay duda en el diagnóstico diferencial con respecto a la etiología de la fractura – pero en cuanto a medición (función cuantitativa) actualmente sólo se usa en contextos de investigación.
  • La ecografía también es válida e interesante, dado que no es invasiva ni implica radiación. Puede usarse en el calcáneo o falanges, pero en general los resultados que se obtienen varían con el equipo usado, por lo que no hay validación robusta, aunque la Sociedad Internacional de Densitometría Clínica (ISCD) la acepta como técnica alternativa.
  • De desarrollo más reciente, la REMS (Radiofrequency Echographic Multi Spectrometry) se basa en el análisis espectral de ultrasonidos, no de rayos X. La técnica consiste en usar una sonda ecográfica (muy similar a la de una ecografía abdominal) para emitir ondas de ultrasonido convencionales, que atraviesan el hueso (generalmente el fémur proximal o la columna lumbar). El sistema analiza el espectro de frecuencias reflejadas y dispersadas por el tejido óseo y a partir de esas señales se genera un perfil espectral característico del hueso. Este espectro se compara con una base de datos de referencia que incluye espectros de huesos con densidades conocidas (desde normales hasta osteoporóticos). Tiene la gran ventaja de no implicar radiación ionizante, ser portátil y de bajo coste. Los resultados son comparables a DXA, con buena correlación en medida de densidad mineral ósea y T-scores. Además, no requiere calibración y evalúa propiedades estructurales que reflejan la calidad ósea más allá de la densidad.

Perfil y cifras

La osteoporosis en general afecta a mujeres post menopaúsicas (por déficit estrogénico) y gente mayor (aumenta exponencialmente tras los 50 años) – pero no exclusivamente. También pacientes con ciertas enfermedades de base (genéticas, reumatológicas, o endocrinas, como el hiperparatiroidismo, síndrome de Cushing, otras enfermedades que cursen con insuficiencia hepática y renal, estados de déficit de vitamina D, malabsorciones…), tratamientos farmacológicos concretos, (como corticoides, anticonvulsivantes, terapias hormonales del cáncer…), además la gente con antecedentes familiares y pacientes con bajo peso, o índice de masa corporal bajo.

Además, la Dra. Aparisi Gómez recuerda que “el tabaquismo, alcoholismo y sedentarismo son importantes factores de riesgo”.

A nivel mundial, se estima que 1 de cada 3 mujeres y 1 de cada 5 hombres mayores de 50 años sufrirán una fractura osteoporótica. En Europa, más del 20% de las mujeres mayores de 50 años presenta osteoporosis densitométrica y en España, la osteoporosis tiene una prevalencia estimada del 5,4 % en la población general, equivalente a aproximadamente tres millones de personas.

Además, con el envejecimiento poblacional, se proyecta un incremento del 30–40% de fracturas osteoporóticas en las próximas dos décadas. La Dra. AparisiGómez desarrolla al respecto que “la frecuencia aumenta de forma marcada con la edad y difiere según el sexo: entre los mayores de 50 años, afecta al 22,6 % de las mujeres y al 6,8 % de los hombres, de acuerdo con los criterios densitométricos de la Organización Mundial de la Salud. Según el estudio OsteoSER de la Sociedad Española de Reumatología, en este mismo grupo de edad, la prevalencia de osteoporosis alcanza el 10,7 %, mientras que la de osteopenia asciende al 54,4 %, lo que indica que más de la mitad de la población adulta presenta una densidad mineral ósea disminuida. En las mujeres mayores de 80 años, la prevalencia puede alcanzar hasta un 80 %, reflejando la influencia de la edad avanzada y la menopausia en la pérdida de masa ósea. En términos de impacto clínico, se estima que una de cada tres mujeres mayores de 50 años sufrirá a lo largo de su vida una fractura osteoporótica. En el contexto latinoamericano, estudios realizados en México informan una prevalencia del 16 % de osteoporosis y del 57 % de osteopenia en mujeres mayores de 50 años, resultados comparables a los observados en poblaciones europeas. En conjunto, estos datos evidencian la alta carga epidemiológica de la osteoporosis en poblaciones envejecidas y respaldan la necesidad de estrategias de prevención, diagnóstico precoz y seguimiento densitométrico sistemático”.

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