La resonancia magnética es una técnica segura, pero requiere de protocolos de seguridad y formación del personal

En el marco de la Semana Internacional de la Seguridad en RM, la Sociedad Española de Radiología Médica (SERAM) subraya la importancia de una cultura preventiva en torno a esta prueba diagnóstica. La resonancia magnética (RM)es una de las técnicas de imagen más precisas y versátiles en medicina. No utiliza radiaciones ionizantes y se considera segura para el paciente. Sin embargo, requiere un entorno controlado y protocolos estrictos para evitar riesgos potenciales.
Tal y como señala el Dr. Pablo Valdés Solís, expresidente de la SERAM, miembro de la Comisión de Humanización, y jefe del Servicio de Radiología del Hospital Universitario San Agustín de Avilés, “las salas de resonancia magnética son unos espacios potencialmente peligrosos, que deben estar vigilados y sometidos a unos controles estrictos de seguridad”.
La razón principal es el funcionamiento de los equipos: “los campos magnéticos son hasta 25.000 veces más potentes que la gravedad terrestre”, lo que implica que si se introduce un objeto metálico en la sala “pueda ser atraído, adquirir velocidades de casi 100 km/h y comportarse como un misil potencialmente letal”.
Pero el llamado “efecto misil” no es el único riesgo. Como recuerda Valdés, “los campos magnéticos pueden interaccionar con los dispositivos que portan los pacientes (como un marcapasos) y alterar su funcionamiento”. Además, “la propia exploración puede producir efectos no deseados al paciente: quemaduras por las bobinas de radiofrecuencia, o alteraciones acústicas o nerviosas por las bobinas de gradiente”.
La importancia de mantener los protocolos de seguridad
Aunque los incidentes graves en salas de resonancia magnética son muy poco frecuentes, su impacto mediático y clínico sirve para recordar que la seguridad nunca puede darse por sentada. Hace apenas unos días, un centro médico en Estados Unidos notificaba el fallecimiento de un hombre que entró a la sala de RM portando una cadena metálica.
“Estos sucesos, aunque excepcionales, nos recuerdan que la seguridad en resonancia magnética exige vigilancia constante”, apunta el Dr. Valdés. “Los campos magnéticos están siempre activos, incluso cuando no se están realizando exploraciones, y cualquier descuido puede tener consecuencias graves”.
Ante este tipo de situaciones, la SERAM insiste en la necesidad de aplicar medidas de prevención claras y sistemáticas. Se trata de actuaciones no negociables que deben formar parte del día a día en cualquier unidad de resonancia magnética:
- Diseño de instalaciones con zonas de acceso restringido y controles físicos adecuados.
- Formación continuada del personal, con actualización anual de competencias y verificación previa de que pacientes y acompañantes no portan objetos metálicos.
- Aplicación de barreras múltiples, que incluyan formularios de seguridad, revisión humana por personal entrenado y detectores de metales como apoyo, no como única medida.
- Monitorización activa, con registro sistemático incluso de los “casi incidentes” para mejorar los protocolos de forma continua.
“La seguridad en resonancia magnética es un tema básico y se debe estudiar antes de instalar cualquier máquina”, apunta Valdés, quien destaca la necesidad de “establecer unas políticas de seguridad específicas que tengan en cuenta que los campos magnéticos son permanentes, las salas están en un entorno clínico donde circulan muchos profesionales, pacientes y acompañantes, y los estudios son complejos y de larga duración”.
En esa línea, el Dr. Valdés ha elaborado una Guía visual SERAM sobre ‘Seguridad en Resonancia Magnética’, que resume de forma gráfica los principales riesgos y buenas prácticas. La guía está disponible para su consulta y uso en centros, y pretende ser una herramienta útil para quienes trabajan a diario en estas salas.