“Lecciones que estamos aprendiendo con la COVID-19”, por el presidente de la SERAM
“Lecciones que estamos aprendiendo con la COVID-19”, por el presidente de la SERAM
Categoría: Noticias
Compartimos la visión del presidente de la SERAM, el Dr. Pablo Valdés, sobre el aprendizaje que está suponiendo la crisis del coronavirus para el sistema sanitario en general y para los servicios de radiología y sus profesionales en particular.
En este momento todavía existen demasiadas incertidumbres con respecto a la infección COVID-19 como para poder definir las lecciones aprendidas. Son lecciones que estamos aprendiendo; muchas de ellas cambian día a día.
Hay una serie de cuestiones que han afectado a los servicios de radiología de la misma forma que al resto de especialidades. La primera es aprender a no dar nada por sentado. Muchos de los cimientos sobre los que se basa nuestra organización y trabajo han sufrido mucho, y todavía tenemos que ver si alguno de ellos tendrá lesiones permanentes.
La segunda es ver, una vez más, cómo el personal sanitario se adapta a las dificultades y es capaz, partiendo de una situación ya de carga asistencial crónica, de hacer un esfuerzo que no hubiéramos imaginado hace unos meses y que nos está permitiendo ver el final de este túnel (o serie de túneles).
La tercera es comprobar que este tipo de situaciones pone a la luz lo mejor y lo que es mejorable de las personas y los profesionales. En nuestro ámbito, afortunadamente, son muchísimos los actos de solidaridad, dedicación, sacrificio o compañerismo, y muy escasos los profesionales que no han estado a la altura. Una vez más, nuestro sistema sanitario ha demostrado que su principal valor reside en las personas que lo forman. Esto se ha visto también en el ámbito científico: estamos viendo cómo los conocimientos se comparten; las sociedades científicas, los grupos editoriales, los profesionales distribuyen su conocimiento sin ningún tipo de interés y sin fronteras.
Pero, en lo que se refiere a la Radiología, estamos viviendo una serie de cambios y adaptaciones específicas que, como suele pasar con muchas crisis, nos harán salir reforzados.
La primera podría ser la capacidad de respuesta para dar soluciones a un nuevo problema. Y la respuesta está en técnicas sencillas (RX tórax y TC de tórax), que llevan muchos años con nosotros pero, en ocasiones, abandonadas. La importancia de estas técnicas, tanto para el diagnóstico inicial como para valorar la evolución ha hecho que muchos radiólogos hayamos vuelto a estudiar el lobulillo pulmonar secundario, los patrones de la TC de alta resolución o los diagnósticos diferenciales de los patrones de vidrio deslustrado. Estamos viendo cómo en los servicios se informan todas las radiografías de tórax, y cómo estos informes son decisivos para el manejo inicial de los pacientes con infección COVID-19. Lo que la SERAM ha planteado como una necesidad y que no se podía cumplir, se ha convertido en una realidad provocada por la necesidad de dar respuesta ante una situación de gran crisis. Es fundamental que consigamos seguir con estos informes cuando la situación vaya cambiando.
Un segundo punto es el impacto que las medidas de higiene y desinfección tienen en el servicio de radiodiagnóstico. Los servicios de radiología están acostumbrados a trabajar con pacientes infecciosos y que potencialmente pueden producir contagios o contaminar salas, pero la magnitud de esta infección nos ha obligado a rediseñar los servicios, a crear unos circuitos asistenciales con áreas “sucias” y “limpias” y a manejar con soltura los equipos de protección individual. Porque, si bien inicialmente se consideraron los servicios de radiología como de bajo riesgo, con la evolución de la infección COVID-19 se vio que la amenaza sobre los trabajadores de radiología es real y, en algunas ocasiones importante. Las medidas de higiene han estado siempre y se van a reforzar, pero los nuevos circuitos internos deberán permanecer, al menos los próximos meses mientras se avanza en el conocimiento de esta patología.
Y, aunque hay más temas, otro que hay que señalar, relacionado con el apartado anterior, es la labor del personal técnico. Los radiólogos hemos realizado un gran esfuerzo organizativo y de informe de estudios. Pero el personal técnico es el que ha adquirido estas imágenes fundamentales, con una exposición directa y con un riesgo que, tristemente, no ha sido considerado de forma adecuada en todas las situaciones. Las medidas de protección personal disponibles no siempre han sido las idóneas y, aun así, se realizaron todos los estudios en todas las situaciones.
Parece que estamos saliendo de una primera crisis. Desafortunadamente, no será la única. Los análisis son complejos y ahora hay que trabajar para conseguir organizar los servicios de radiología, sabiendo que hay que convivir con la infección COVID-19. Hemos aprendido mucho, de la enfermedad, pero sobre todo, de cómo organizarnos para dar una respuesta. Necesitamos seguir dando lo mejor de nosotros mismos, y no olvidar lo que hemos aprendido para poder continuar luchando en esta guerra.
Algunas de estas reflexiones han sido recogidas por Diario Médico en su reportaje “La autogestión profesional que salvó la crisis”.