Más del 50% de los ictus en niños se diagnostican tarde y dejan secuelas de por vida
Resonancia Magnética disponible 24/7
La resonancia es la prueba de imagen que determina con mayor seguridad el ictus pediátrico según la radióloga pediátrica, quien asegura que “debe estar disponible 24 horas al día, 7 días a la semana, en los centros de referencia”. Y aclara que solo en ocasiones excepcionales de no disponibilidad por avería o en pacientes que no son compatibles con la realización de resonancia se hará Tomografía Computarizada (TC) con angio-TC.
La Dra. Ruiz explica que en adultos un 73% de los déficits neurológicos agudos van a ser infartos y “la clínica unida a las imágenes de la TC o del angio TC en la mayor parte de las ocasiones, es suficiente para diagnosticar y tratar el ictus”. Sin embargo, en niños solo un 7% de estos déficits van a ser infartos, el resto pueden ser “migrañas, crisis y un abanico muy diverso de diferentes enfermedades”. El ictus también se puede presentar con crisis, cefaleas y alteraciones de consciencia.
Esto provoca que exista un porcentaje bastante elevado de niños que van a tener simuladores de ictus que la TC no es capaz de diferenciar: “la TC normal no es sensible a la isquemia precoz en el niño y nos va a dar muchas veces una falsa tranquilidad, contribuyendo a una demora sustancial del diagnóstico del infarto”.
Factores de riesgo: determinar la causa para un tratamiento adecuado
Para la radióloga pediátrica, casi tan urgente como diagnosticar el infarto va a ser “establecer su etiopatogenia” ya que el tratamiento “va a ser muy diferente en cada caso”. En este tema asegura, “la resonancia también es la prueba radiológica que va a ser de más ayuda”. Los factores de riesgo en el niño son muy numerosos y diferentes a los del adulto, explica, “con mucha más frecuencia va a ser multifactorial y casi siempre vamos a encontrar el factor etiológico responsable”.
En este sentido, la experta hizo un recorrido por los ‘criterios CASCADE’, establecidos en 2012, para estandarizar la clasificación y el diagnóstico del infarto isquémico arterial infantil. Se trata de cuatro tipos de arteriopatías, las más frecuentes entre todos los factores de riesgo, sobre todo
cuando hablamos de un niño previamente sano. Están asociadas a infecciones de vías aéreas altas y resfriados en días previos “aumentando hasta 6,3 veces el riesgo de infarto”. Un subtipo es la “arteriopatía post varicela” que puede producirse si el niño ha tenido varicela en los 12 meses previos al infarto. También hay que tener en cuenta que entre el 30-50% de las “disecciones arteriales” se puede producir por traumatismo leve. Otra arteriopatía frecuente, asegura la Dra. Ruiz, es la “anemia de células calciformes”, que conllevan “un riesgo de infarto celebrar similar al del adulto y precisan de un diagnóstico muy precoz para poder realizarle al niño una exanginotransfusión urgente”.
Más causas de riesgo pueden ser el cardio-embolismo, que suele producirse si el niño tiene cardiopatías congénitas o adquiridas o ha sido sometido a cirugía o intervencionismo cardíaco. Por último, existen casos de etiología indeterminada, así como multifactoriales. Estos últimos pueden darse en niños con enfermedades hematológicas, genéticas o metabólicas.