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Can we revolutionize diagnostic imaging by keeping Pandora’s box closed?
La radiología aporta su valor identificando y extrayendo información a partir de imágenes obtenidas con distintas modalidades con impacto en el manejo de los pacientes desde el diagnóstico hasta la estimación pronóstica, de la planificación terapéutica a la evaluación de respuesta. En ese esfuerzo se pueden encontrar múltiples hallazgos en los estudios de carácter incidental, algunos específicos y otros que pueden requerir de pruebas adicionales para ser caracterizados e incluso que pueden llegar a añadir incertidumbres no fácilmente desentrañables.
Estos hallazgos incidentales, por otra parte normales cuando se aplican técnicas diagnósticas muy sensibles, resultan en una sobrecarga en los ya saturados servicios de radiología al tiempo que incurren en eventos adversos sobre los pacientes que van desde la ansiedad asociada a los potenciales diagnósticos, la exposición adicional a riesgos inducidos por radiación adicional, administración de medios de contraste o inclusive riesgos inherentes a procedimientos invasivos.
A pesar de todos estos potenciales efectos no deseados de la descripción de hallazgos incidentales los radiólogos los incluimos de forma rutinaria en nuestros hallazgos sin que quede claro si lo hacemos por convicción de necesidad, temor a descrédito profesional o reclamación por error diagnóstico o por ausencia de voluntad de toma de responsabilidad respecto del manejo del hallazgo. De hecho habitualmente en la actualidad el manejo de los hallazgos se realiza según criterio individual del prescriptor, y las pocas guías disponibles no tiene un alto grado de evidencia ni sus recomendaciones tienen respaldo de coste-efectividad. Inclusive un diagnóstico de malignidad en este contexto puede no ser relevante ya que existen neoplasias no clínicamente relevantes como el tiroides o la próstata y que no asocien una disminución de la supervivencia global del paciente. En este contexto resulta intrépida la propuesta de los autores de excluir del análisis y lectura de las imágenes obtenidas aquellos órganos no relevantes en el problema clínico del paciente, siguiendo la filosofía de no abrir la caja de pandora. Los autores realizan una descripción de cómo sería el escenario de uso e ilustran gráficamente cómo funcionaría limitar la información radiológica y lectura a través de técnicas de segmentación a las estructuras relevantes a la pregunta clínica. Exponen de forma clara y objetiva los razonamientos a favor y en contra de la práctica a actual con respecto a un escenario de adquisiciones restringidas aunque no detallan experiencias precisas ni escenarios accesibles sobre cómo aplicar esta nueva estrategia.
PUNTOS DÉBILES:
- No cuenta con evidencia científica ni respaldo global de comunidad radiológica
- No se trata de una tecnología disponible comercialmente para su adopción global.
PUNTOS FUERTES:
- Pone el foco en un problema real y frecuente en la práctica radiológica, los hallazgos incidentales.
- Realizan una propuesta audaz y arriesgada exponiendo los dilemas de limitar la información radiológica y lectura a través de técnicas de segmentación a las estructuras relevantes a la pregunta clínica que lleva a la reflexión.
Dr. Luis Concepción
Editor de la sección de Seguridad, gestión y calidad