La imagen médica está en el centro del proceso de asistencia sanitaria y dentro de ella la tomografía computarizada juega un papel primordial. Esa circunstancia ha generado que a pesar de las mejoras tecnológicas, la dosis colectiva de radiación recibida por la población crezca año tras año, lo que supone una gran responsabilidad para aquellos implicados en el tema y en concreto para los servicios de diagnóstico por imagen. Uno de los pilares de la protección radiológica es el principio de optimización, y consiste en emplear la mínima dosis necesaria con el equipo disponible para conseguir el resultado de calidad clínicamente aceptable para responder a la pregunta clínica y es la base del acrónimo ALARA. Aunque se establecen niveles de dosis de referencia (DRL) orientativos, existen discrepancias entre centros que tienen lugar con la metodología en la determinación de estos, así como por qué estos no distinguen en ocasiones las indicaciones clínicas diferenciadas a las que hacen referencia, resultando en que la comparabilidad extrínseca sea baja. Por eso, y porque existe una obligación legal de vigilar las dosis empleadas y la desviación respecto al uso de estas, parece un momento adecuado éste, tras una intensa renovación tecnológica, para poner en marcha estas prácticas como sugieren el panel de expertos localmente en los centros, porque es posible emplear dosis significativamente más bajas que los DRL manteniendo la calidad diagnóstica.

PUNTOS FUERTES

-Recordatorio de la importancia y mandato legal de la optimización de dosis.
-Detalla las ventajas de desarrollo niveles de dosis de referencia locales.
-Recuerda la importancia de su uso asociado a sistemas de control de dosis.

PUNTOS DÉBILES

-No demuestra su uso en nuestro país ni cómo conseguir que las autoridades sanitarias prioricen los recursos para dar cumplimiento a las exigencias legales.

Dr. Luis Concepción Aramendía

Sociedad Española de Gestión y Calidad – SEGECA